Donald Trump aconseja a las embarazadas evitar tomar paracetamol como medida contra el autismo

Los expertos subrayan que aún no hay evidencia firme y que la condición responde a una combinación de factores genéticos, ambientales y sociales

23 de septiembre de 2025AA PRENSAAA PRENSA
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La administración de Donald Trump se prepara para anunciar el vínculo entre el consumo de Tylenol —conocido genéricamente como paracetamol o acetaminofén— durante el embarazo con un supuesto riesgo de autismo. El propio mandatario lo adelantó en un acto político el último fin de semana, cuando insinuó que se había encontrado “una respuesta al autismo” a través del uso de la leucovorina, una forma de folato de vitamina B.

Aunque el anuncio promete generar impacto, especialistas de distintos países coinciden en que todavía no hay evidencia científica publicada que respalde esa relación, y que habrá que evaluar los nuevos estudios que se vayan a presentar. Y advierten que, incluso si surgiera algún indicio, el autismo es un fenómeno complejo y multicausal: el paracetamol podría ser apenas un factor más entre muchos otros, como la genética, la alimentación, el ambiente, la salud materna durante el embarazo o la exposición a la tecnología en etapas tempranas.

La incertidumbre explica por qué los principales actores locales prefirieron mantener silencio hasta tener más información. Tanto desde la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa) como desde la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme) —que agrupan a buena parte del sector nacional y multinacional— optaron por no hacer comentarios hasta conocer en detalle los estudios que el gobierno estadounidense dice estar por difundir.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación también, por el momento, evitaron pronunciarse.

En cambio, voces vinculadas directamente con las personas con autismo piden abordar el tema con seriedad y sin apresurarse. Paulo Morales, presidente de la asociación civil TEA Activa, admite que este es el tema más delicado cuando se habla del vínculo entre medicamentos y el espectro. Recuerda que en los Estados Unidos la prevalencia pasó de un niño cada 150 hace dos décadas a uno cada 36 en la actualidad, y que el diagnóstico se basa en criterios conductuales. Según explica, parte de ese aumento se debe a que el espectro se amplió y hoy se incluyen personas que antes quedaban afuera, pero también reconoce que hay un crecimiento real de casos: “El diagnóstico está creciendo de manera desesperante”, afirma.

Para Morales, existen aspectos que ya no se discuten, como el papel de la alimentación o la influencia de la tecnología. Pero advierte que no todo dato nuevo debe aceptarse sin análisis: “Hay que ver qué tan fidedignos son los datos y quiénes los trabajaron”. Aun así, considera positivo, y necesario, que se investigue: “Es bueno abrir la cabeza y analizar que algunos medicamentos que dieron buenos resultados también puedan mostrar efectos adversos en ciertos puntos”.

Incluso destaca un matiz político inesperado: “Gente que no está a favor de Trump dentro del autismo está contenta de que se investiguen causas posibles para este crecimiento tan grande”.

Ángeles Schteinschnaider, jefa del Departamento de Neuropediatría de Fleni, descarta de plano un vínculo entre el paracetamol y el autismo. No existe ninguna evidencia que respalde esa afirmación, asegura, y recuerda que es el único analgésico permitido en el embarazo según las guías más relevantes del mundo.

Sobre un posible mecanismo biológico que lo explicara, es categórica: “Hasta ahora no se ha demostrado ninguna asociación causal entre la exposición al paracetamol durante la gestación y el desarrollo posterior de autismo”. Aclara que algunos investigadores mencionan la existencia de “confundidores”, es decir, otras variables que podrían estar influyendo en los resultados y no el medicamento en sí.

En su opinión, no puede considerarse una hipótesis seria, sino declaraciones oportunistas que no tienen en cuenta el daño que pueden provocar en una madre de un niño con trastorno del espectro autista. Por eso insiste en que la recomendación para una embarazada que necesite analgésicos sigue siendo la misma: tomar la menor dosis posible, durante el menor tiempo, y utilizar el único medicamento aprobado hasta ahora en la gestación, que es el paracetamol.

La misma prudencia se refleja en Europa. Pedro Viaño, pediatra miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría, señaló a El País que “relacionar directamente el trastorno del espectro autista con el uso del paracetamol en el embarazo es una afirmación temeraria no basada en la evidencia científica”.

En tanto, Begoña Huete, de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, aseguró a ese medio que no existe evidencia sólida que permita establecer una relación causal entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y el trastorno del espectro del autismo. Para la experta, las pocas investigaciones que sugieren una posible asociación probablemente reflejen factores de confusión, como predisposiciones genéticas o las enfermedades maternas que motivaron el uso del fármaco.

Por ahora, los lineamientos internacionales son claros: el paracetamol es el analgésico recomendado durante el embarazo para el tratamiento de fiebre y dolores leves o moderados. En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud lo considera el fármaco de elección porque “no daña al bebé”. En Australia, también está en la lista de medicamentos seguros para embarazadas. Y en Estados Unidos, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos lo aconseja como primera opción.

En cambio, advierten que el consumo de antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno en el tercer trimestre puede derivar en malformaciones y complicaciones neonatales. De allí que se insista en la importancia de la consulta médica antes de tomar cualquier medicamento.

Los especialistas también remarcan que dejar sin control la fiebre o el dolor durante la gestación puede ser perjudicial. Se lo ha vinculado a defectos cardíacos en el bebé, alteraciones en la pared abdominal, problemas en el desarrollo del sistema nervioso central, partos prematuros, bajo peso al nacer e incluso abortos espontáneos. En la madre, una fiebre sin tratar puede provocar deshidratación, hipertensión, depresión y ansiedad.

Evidencia científica contradictoria

Los estudios publicados hasta hoy ofrecen resultados dispares. El trabajo más robusto apareció en 2024 en la revista JAMA. Allí, investigadores suecos analizaron a casi 2,5 millones de niños y concluyeron que no hay evidencia de que el paracetamol durante el embarazo cause autismo, TDAH o discapacidad intelectual. En los modelos generales, se observaron pequeñas diferencias, pero al comparar hermanos dentro de la misma familia —un método que controla factores genéticos y ambientales compartidos— esas asociaciones desaparecieron.

En 2025, una revisión de 46 estudios sugirió la posibilidad de una relación, aunque dejó en claro que no puede probarse causalidad. La recomendación fue mantener al paracetamol como una opción válida para embarazadas, siempre en dosis bajas y por periodos cortos.

Otros trabajos recientes en Europa y Japón insistieron en que las aparentes asociaciones podrían explicarse por factores externos: predisposición genética, condiciones ambientales, enfermedades maternas o el uso de otros fármacos durante la gestación.

El anuncio de Trump se da en un contexto atravesado por la política. Su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr, ha insistido en que Estados Unidos enfrenta una “epidemia de autismo” causada por “toxinas ambientales”. Esa postura contrasta con la de las principales sociedades médicas, que siguen considerando seguro el uso de paracetamol en embarazadas.

Al mismo tiempo, la cuestión se arrastra en los tribunales. Padres y activistas del autismo de los Estados Unidos iniciaron cientos de demandas contra cadenas de farmacias por no advertir sobre un presunto riesgo. En 2023, un juez federal prohibió que declararan como expertos algunos testigos al considerar que carecían de evidencia científica. Un año después, esas causas fueron desestimadas. Sin embargo, el mes próximo un tribunal de apelaciones volverá a analizar el tema.

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