Sentencia contra Marcos Levin, el primer empresario condenado por crímenes de lesa humanidad

Los camaristas Alejandro Slokar, Daniel Petrone y Gustavo Hornos ratificaron la pena de doce años de prisión contra Levin.

Judicial02 de noviembre de 2023A2 PrensaA2 Prensa
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En enero de 1977, cuando la dictadura llevaba diez meses en el poder, el empresario Marcos Levin se presentó en la comisaría 4ª de la ciudad de Salta para acusar a un grupo de trabajadores de su compañía, La Veloz del Norte, de defraudación.

Tras la denuncia –que se probó que fue fabricada–, la policía local secuestró y torturó a los empleados de la empresa de micros –que funcionaba en el norte del país–. Treinta y nueve años después, Levin terminó condenado por la privación ilegal de la libertad y los tormentos que sufrió Víctor Cobos, un chófer que, además, era delegado gremial.

La sentencia contra Levin fue histórica: se convirtió en el primer empresario en ser condenado por crímenes de lesa humanidad en la Argentina. Sin embargo, a los pocos meses, la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal anuló el fallo.

Seis años después y tras una espera de casi cinco años en la Corte Suprema, la Casación –con las firmas de Alejandro Slokar, Daniel Petrone y Gustavo Hornos– confirmó la condena contra Levin. Fue en la antesala de lo que puede ser otro pronunciamiento judicial contrario al empresario, ya que está terminando el juicio por lo padecido otros 17 trabajadores de La Veloz del Norte.

En la comisaría, Cobos fue torturado una y otra vez: a veces lo golpeaban, otras lo picaneaban. Escuchaba también cómo atormentaban a sus compañeros que ya habían sido detenidos horas antes a partir de la denuncia que había presentado Levin. En los interrogatorios, le preguntaban por su hermano Enrique. A Cobos la situación lo angustiaba. Ya sabía lo que podría pasar: a su hermano Martín lo habían ido a buscar a su casa y lo habían asesinado de 32 balazos.

En una de las sesiones de tortura, Cobos sintió un aroma que conocía: era el perfume que usaba Levin. De esa forma, se dio cuenta de que el empresario estaba presente en la comisaría. Con Levin la situación era mala. Cobos era el único delegado y participaba en las asambleas de la UTA. Durante un paro, una patota policial lo había seguido --a los tiros-- hasta la ruta. En la empresa, Levin había contratado a policías como Víctor Hugo Bocos, que se presentaba como inspector de La Veloz del Norte, pero los trabajadores nunca lo veían picando boletos, sí lo encontraron en sus secuestros. Bocos era el subcomisario de la comisaría 4ª.

Mientras estuvo detenido ilegalmente en esa dependencia policial, a Cobos lo obligaron a firmar una declaración ante un juez auto incriminándose. A la semana, lo trasladaron al penal de Villa Las Rosas. Recién fue liberado el 19 de abril de 1977. Volvió a la empresa para pedir un certificado para dejar la provincia y logró que le pagaran los días que había trabajado en enero –antes del secuestro.

El 22 de enero de 1977, Cobos estaba en el galpón que tenía la empresa en Salta. Se estaba preparando para salir hacia Tucumán cuando aparecieron unos policías y le preguntaron si era efectivamente Víctor Cobos. Cuando les respondió que sí, lo hicieron bajar del colectivo, le sacaron su maletín y lo subieron a un Ford Falcon celeste –que pertenecía a un directivo de La Veloz del Norte– para llevarlo hasta la comisaría 4a.

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