"Me hacía sentir la peor persona del mundo", sostuvo Fabiola sobre Alberto Fernández

Yañez y las psicólogas marcaron una fecha clave. Fue en 2016 cuando la mujer quedó embarazada y Fernández le pidió que abortara. “Ahí empezó un desprecio total. No me miraba, no me hablaba, no me daba ningún lugar. Yo no sabía qué hacer, no entendía nada”, contó.

05 de noviembre de 2024AA PrensaAA Prensa
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Psicólogas de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Victimas (DOVIC) de la Procuración General de la Nación se entrevistaron cuatro veces con Fabiola Yañez en la causa por violencia de género contra Alberto Fernández y a fines de septiembre presentaron su informe en el que concluyeron que la mujer fue víctima de “acoso, hostigamiento, manipulación, aislamiento, descrédito, insulto, indiferencia, celos, ridiculización”.

La conclusión de las profesiones es uno de los elementos de prueba que el fiscal federal Ramiro González valoró para pedir hoy la indagatoria del ex presidente. A lo largo del informe, los profesionales describen el relato de Yañez sobre cómo fue la relación de pareja con Fernández desde 2016 y hasta su finalización en marzo pasado.

Las especialistas también resaltaron la relación asimétrica entre Yañez y quien fuera presidente de la Nación. Describieron a Fernández como una persona que además de jefe de Estado fue “funcionario público, abogado, docente, con reconocimiento social y poder económico”. Para las psicólogas “es de suponer que tiene vinculación con distintas personas influyentes. Más allá del poder real, esta trayectoria instala a nivel simbólico la certeza de dicha asimetría”. En este sentido, la señora Yáñez manifestó: “Él impone miedo a un montón de gente, saben que es capaz de hacer cosas, que tiene amigos muy importantes”; “Nadie quiere ponérselo en contra todos le tiene miedo porque tiene más poder”; “ustedes saben que yo no soy hija de juez como él”.

“Se advierte acerca de las posibles secuelas o efectos emocionales que continuarían impregnados en su subjetividad. Se advierte también en la entrevistada la presencia de un fondo emocional depresivo y la predominancia de sentimientos de humillación, vergüenza, sentimientos de soledad, miedo y desconfianza. Este estadio está acompañado de tristeza, dificultad para concentrarse, dificultad para comenzar y sostener actividades placenteras. Junto a esta sintomatología emocional, la damnificada refiere presentar otros síntomas orgánicos como dolor de cabeza, fatiga y alteraciones en el sueño”, es una de las conclusiones del trabajo y en el que agregan que la relación de la pareja tuvo una dinámica “donde prevalecerían características violentas y conflictivas, con hechos de violencia psicológica de carácter sistemático, algunos estallidos de violencia de tipo física y, a partir de la separación, algunas acciones compatibles con violencia económica”.

Yañez y las psicólogas marcaron una fecha clave. Fue en 2016 cuando la mujer quedó embarazada y Fernández le pidió que abortara. “Ahí empezó un desprecio total. No me miraba, no me hablaba, no me daba ningún lugar. Yo no sabía qué hacer, no entendía nada”, contó.

“Cuando discutimos me insultaba, me gritaba, me trataba como cualquier cosa. Me decía puta, prostituta, hija de puta, basura, vivís en una nube. ¿Vos pensás que vas a poder? No sabía que podía hacerme... hasta dónde podía llegar (…) A pesar de todo lo que yo hacía, él siempre me ninguneaba. Aunque me llamaba el Papa Francisco, él me trataba de inútil. Estando solos o en público, él hablaba encima mío y decía ‘no es así como vos decís’. Él siempre tenía que manejar toda la conversación”, refiere el informe en otro tramo del relato de la ex primera dama.

El consumo de alcohol fue otro de los puntos tratados por las psicólogas. Fue la propia Yañez lo que contó cómo era esa ingesta y la ubicó en tres escenarios distintos. “En principio, un consumo asociado al disfrute y a lo social; un segundo momento en el cual comenzó a ser un problema en el vínculo debido a que el Sr. Fernández habría decidido no tomar alcohol; y un tercer momento, en el que frente a situaciones puntuales se habría incrementado su consumo como respuesta sintomática a las situaciones de violencia”, describe el informe de la DOVIC.

“La realidad es que cuando él decidió ser abstemio, ahí me empezó a perseguir con el tema del alcohol a mí; (...) ‘Me decía que mis amigas eran borrachas, etc.’ (...) ‘Cuando ya era presidente y estábamos cenando, por ejemplo, me mandaba mensajes en la mesa diciéndome que no tome, o que tome poco, que pare. Y la verdad que entre que me callaba y me hostigaba mandando WhatsApp, empecé a tomar más. Y él usaba esto del alcohol en contra mía. Tome o no tome, me trataba así’ (...) En un momento lloraba horas y horas, todos los días me enteraba cosas que él estaba haciendo, y yo le decía que al menos sea más prolijo. Y ahí todo empezó peor. Fui de a poco entrando en una depresión. Y como no podía tomar delante de él, y tampoco salía, por ahí tomaba al mediodía y me iba a dormir la siesta”, contó Yañez ante las especialistas.

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